martes, 4 de septiembre de 2007

HUGO ‘SAPO’ CATIVA

Un Sapo de este pozo

De larga fama en estas tierras, estos días vio sacudida la tranquilidad de barrio por su última aparición artística en ‘El resultado del amor’, el nuevo film de Eliseo Subiela.
Hugo ‘Sapo’ Cativa, de intensos 65, recrea en esta charla su pasado y no piensa dejar los escenarios.

Es considerado unos de los mejores exponentes del humor cordobés. Pero nació en Santiago del Estero.
La mayor parte de su vida la pasó a media cuadra de la cancha de Instituto, club del que fue jugador –con el 9 en la espalda hasta los 18 años- y dirigente. Pero se identifica más con Talleres.
Hace años que pisa las tablas del país y es respetado por sus pares como uno de los mejores. Pero recién ahora, a los 65 y de la mano de Eliseo Subiela, debuta en cine.
Parece un atorrante de esos que inundan Córdoba y la noche. Pero es un bohemio lleno de melancolía y poesía.

Hugo. El Sapo. Cativa. A quien el frío le trajo algunos problemas de salud pero un alumbramiento inesperado: su debut en cine en este invierno cruel.
Por estos días se está estrenando en todo el país ‘El resultado del amor’. Eso hizo que el Sapo, por su primera incursión en la pantalla grande y de la mano de uno de los más grandes directores argentinos, ganara buen espacio en los medios.
Pero acabado el estruendo del estreno, todo vuelve a la normalidad de Alta Córdoba, su barrio de casi toda la vida. En una de esas siestas, sol a medias, blanco descorchado, hablamos con él.

EL SAPO DE CÓRDOBA
A sólo media cuadra del Monumental de Alta Córdoba está su casa, la que habitó desde los 11 años con la familia y en la que vive ahora. Pero se siente más azul y blanco por su amistad con otro icono de la Córdoba de entonces, de la de siempre: el Daniel.
“Mi primer trabajo discográfico llevaba el nombre de él, porque Córdoba cumplía 400 años y el título del disco fue ‘De Jerónimo Luis de Cabrera a Daniel Willignton, 400 años de buen humor cordobés’, con las imágenes de Cabrera y la foto del Daniel” cuenta Cativa, recordando los inicios en los 70’

Inicios a los que les siguieron 17 discos -más los compartidos-. También libros. El último, recién salido, no es de humor, sino de poesía, asesorado y prologado por su amigo Alberto Cortés, a quien conoció en Córdoba hace años.
Y tiene en vistas otra grabación. Pero tampoco de cuentos. Quiere grabar un disco de poemas propios en homenaje a sus amigos. Están en un cuaderno Gloria que me muestra, todo escrito, el cuaderno, con lapicera azul. Pretende recitarlos y musicalizarlos. Y no descansa.

_Humorista, ahora actor, libretista, gran improvisador. ¿De qué te nutriste? –es imposible hablarle de usted-.
_De mi vida.

Cativa es mucho más de lo que se sabe. Debutó, como la mayoría de los grandes, en Cosquín. Después el mismo Julio Márbiz –ahora Mahárbiz- lo convocó para hacer Argentinísima. Más tarde Pipo Mancera se lo llevó a Buenos Aires. Y allá se quedó a vivir durante 20 años.
Pero en el interregno, mamó la Córdoba que siembra nostalgia en los que pasan las barrera de los 50. Vecino, amigo y aprendiz de los Bombos Tehuelches, los considera los precursores del humor autóctono. También fue el ‘dueño simbólico’ de El Boliche de Santiago, una iglesia pagana para los nocturnos, bohemios y soñadores de Córdoba, ahí sobre la Castro Barros: “Sí… ya no existe más… Estuve ahí prácticamente desde que se abrió… y todos creían que el Boliche era mío. Antes iba la familia. Ahora los negros van a chupar a los bares nomás…”.

Además, fue parte de ‘El Viejo Bodegón’, una peña donde se juntaban él, el Negro Álvarez, Alberto Cognini y otros tantos. Precisamente, junto al último estuvo desde la parición misma de Hortensia, de la cual fue escritor, escribiente, cuestista. Como se quiera llamar.
Y de ahí su amistad con los otros grandes: “Fontanarrosa siempre decía que si Inodoro Pereyra iba al cine, el protagonista iba a ser yo. En el cine nunca lo pude hacer, pero sí en el teatro. Éramos íntimos” dice y reconoce: “Estuve llorando dos días seguidos…” refiriéndose a la muerte del rosarino, que cada vez que hablaba de humor cordobés nombraba al Sapo como emblema y por preferencia, indefectiblemente.

SAPO DE LA NOCHE
_¿Cuánto tuvo que ver la noche cordobesa en tu obra?
_Tuvo mucho que ver. En el libro hay anécdotas e historias sobre la noche cordobesa que me han pasado a mí y a mis amigos. Eso sirvió mucho para después. Muchos de las cosas que he escrito ya están traducidas hasta en catalán.

_¿Y cuánto hay de cierto en esas historias?
_Ehhh, 50 y 50…

_ Y en tren de comparaciones, ¿cómo está la noche ahora?
_La noche no es la de antes. Se acabó la milonga. Se ha perdido mucho por una cuestión comercial. Ahora hay personas capaces de orinarte en la pared cuando estás bailando. Era más divertido antes. Los amigos se juntaban con más asiduidad; salir a reírse, a divertirse.

_ ¿Y qué es lo que más se extraña de cuando eras protagonista de esa noche?, ¿genera melancolía?
_No es que la extrañe, la tengo como lindos recuerdo. Pero no es que las extrañes y no pueda vivir sin ella. Es el pasado. Pero no voy a dejar de vivir por recordar. Ya pasó, ya fue…

_¿No te seduce más la noche?
_No, ya no. Me gusta salir a cenar con mis amigos, jugar un partido de truco. Nada más. Pero por ahí estoy cenando, charlando de fútbol con mis amigos y viene la gente y me dice ‘eh Sapito, nos saquemos una foto’, ‘Sapo, contate un chiste’ y después termino comiendo la comida fría, no pude charlar con mis amigos.

_¿Entonces?
_Me hincha las pelotas, pero en cierta manera me debo a la gente. Hay momentos y momentos. El ‘contate un chiste Sapo’ es lo que más me envenena.

_¿Por qué?
_Porque yo no soy un artista callejero. Yo necesito un teatro y que me vengan a ver.

No piensa en descansar. Ni tampoco cree que lo hayan llamado en el crepúsculo de su carrera. Está esperando que pase el frío, recuperarse un poco de salud y a seguir con el show: “Me super ayuda. Hay que salir a trabajar hermano. Trabajos leves, sentado, con mi banqueta” dice

_¿No tenés ganas de descansar?
_¿De descansar? Si ya he descansado, hace tres meses que estoy descansando. Ya estoy inquieto.

EL SAPO DE BUENOS AIRES
“A Buenos Aires lo odio –afirma sentencioso- A mi me hizo mucho daño: salía todas las noches. Con el Flaco Menotti, con Cacho Castaña, con toda la banda esa…”.

_¿Te arrepentís?
_No, no me arrepiento, pero me gustaría estar sano ahora. Yo no me quejo. Pero me gustaría seguir sano

_ ¿Fueron 20 años de noche?
_20 años de noche. Recorriendo el país. Y un poco en Europa.

El país, por trabajo. Europa, porque el Sapo es de saltar alto, incluso el charco más grande: “Estuvimos navegando por dos años. Cruzamos el Atlántico con un velero con dos amigos. De Estados Unidos a las Islas Canarias y de ahí a África, al Mediterráneo, a Maruecos, a las Islas Baleares, a Sicilia, Cerdeña. Era un velero de 14 metros. Nos fuimos cuando terminó el Mundial 78 y volvimos en el ‘80” cuenta.
Y no era que el Sapo supiera mucho de navegación y por eso la aventura: “No sabía nada. Me preguntaron si quería venir y dije ‘vamonós’. Recién me separaba. Después actué en España, a unas cuadras de donde vivía Serrat, con quien después nos juntábamos…”.

_Cordobés por adopción, 20 años en el puerto. Pero sos santiagueño -sus padres lo trajeron a los 2 años- ¿Te queda algo de tu provincia de origen?
_No… lo único –dice imitando la tonada santiagueña- es que le ando esquivando al fuentón…

RECUADRO
LA PELÍCULA DEL DEBUT
En ‘El resultado del amor’, como ya han informado todos los medios provinciales y nacionales, Cativa hace de ‘El payado Paparulo’, clown que le enseña las destrezas de la profesión a la protagonista, encarnada por Sofía Gala.
Cativa tose bastante seguido cuando habla. Pero aclara: “Te aviso que la tos está grabada en la película. El personaje que yo hago es el de una persona enferma y tiene esta tos” asegura.
El cómo lo descubrió Subiela, él mismo lo dice, “ya lo he contado un millón de veces”. Lo concreto es que lo vio gracias al zaping y a la televisión. Lo llamó, se pusieron condiciones y filmaron: “Yo quería estar cómodo, evitar esfuerzos. Y me facilitaron todo. Nos pusimos de acuerdo (tose un poco más). Me dieron el libro, lo leí, lo aprendí en un anoche, soy muy memorioso. A los poemas de García Lorca me los aprendía en un día. Y ha salido una muy buena película”.

_¿Antes eras sólo un humorista? ¿O ya eras actor?
_No, actor no… aunque sí, en el escenario hacía unas cosas. Pero yo hago un unipersonal, la banqueta alta y hablo de mis cosas. Ni libretista tengo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te recuerdo Sapo con gran cariño.Rony